Distribución Gourmet en Madrid
La Sal de Añana es el oro blanco “cultivado” en el valle de Salinas de Añana, en Álava, proveniente de un manantial de agua salada de interior. En la que es considerada como la producción de sal en activo más antigua del mundo, los salineros son los herederos y propietarios de las eras de sus antepasados y de la forma milenaria de extraer la sal con medios, costumbres y procesos totalmente artesanos.
El valle salado está nombrado Patrimonio Agrícola Mundial por la Unesco, y es que este increíble paisaje mezcla la geografía única del lugar con el saber de 7000 años aprovechando la naturaleza y encauzándola con piedra, madera y arcilla. El manantial que baña el valle salado tiene su origen en un vestigio del mar de Tetis, un océano que cubría hace 200 millones de a os lo que hoy es parte de la Península Ibérica. Quedó bajo la zona una bolsa sólida de sal pura que hoy es atravesada por el agua subterránea, que emerge en tres manantiales en el Valle, repleta del oro blanco que arrastra con ella, ya como salmuera.
La arquitectura de la sal que se ha generado en el Valle de Añana es fruto de los miles de años de experiencia de sus gentes. No nace del saber académico ni de la planificación, lo hace y lo hizo de las necesidades y el paso de los años, de la búsqueda de soluciones para abrazar la naturaleza y aprovecharla al máximo con todo el respeto posible. Así nace una arquitectura insólita, anónima, popular y tradicional con los materiales del entorno: piedra, madera y arcilla.
Los manantiales son surgencias en la superficie de la salmuera, es decir, el agua cargada de sal proveniente del subsuelo. La suministra de manera natural y continua, por lo que no se necesitan perforaciones ni bombeos. Hay un gran número de ellos, pero sólo cuatro: Santa Engracia, La Hontana, El Pico y Fuentearriba, son aprovechables; por su caudal permanente y su grado de salinidad cercano a la saturación.
Desde el manantial, el transporte del agua salada se realiza de manera continua y por gravedad a través de una red de canales llamados royos, troncos de madera de pino estructurados por el valle para que la salmuera llegue a su destino, los pozos.
Los pozos hacen de depósitos en las granjas de sal, que son el conjunto de eras propiedad de un mismo salinero. La distribución de la salmuera en ellos está estipulada por el “Libro Maestro” que vela por su justa repartición, respetando el medio natural y buscando tener materia prima para las labores de producción de sal entre mayo y septiembre.
La obtención de la sal se basa en la evaporación natural del agua de la salmuera. Se vierte el agua salada en las eras, unas plataformas horizontales que se adaptan a la orografía en forma y altura dando lugar a complicadas figuras por todo el Valle.
Los espacios que se crean debajo de las eras se aprovechan como almacenes de sal de la producción de los meses hábiles. Al acabar estos, será transportada para su envasado.